Parodiando al cervantino caballero de la triste figura, hago acopio de su azar y aventura para recordar aquí las de otro joven hidalgo, que a comienzos del siglo XXI y de tanto libro leído, profesor le llamaron al oído. Literatura castellana se propuso enseñar a los nuevos infantes de lo que sería un nuevo lugar. Surcó viejos mares y a unas ínsulas llegó a parar, de caminos polvorientos, molinos de viento, sargantanas en movimiento y al fondo siempre, el mar...
Al arribar a tierra sus historias quiso contar, pero al ver que la pluma en desuso caía, a la gente se puso a observar que mediante 0bjetos extraños se podía comunicar: móviles, portátiles y hasta la existencia de una realidad virtual, eran solo ejemplos de lo que Fierabrás, el mago, a este quijote quiso mostrar.
Por efecto del encantamiento él se puso a indagar y un sinfín de posibilidades empezó a encontrar, en aquello que llaman "red" y en una singular "web".
En esto, díjose el aventurero:
-Ahora caballero virtual seré y a mis colegas y alumnos tantas cosas enseñar podré, que presto escribo este blog para contar las nuevas andanzas que entre todos podamos crear. Ficción o realidad, aquí existo ya; como inmortal caballero y profesor virtual-.
Buen comienzo del blog. Ventura para la nueva caballería navegante y digital que inicias. Me alegra leer una entrada tan literaria y ver que hay más colegas de la asignatura en el curso. Me apunto como seguidora y lo dicho: que la fortuna te acompañe en las andanzas digitales.
ResponEliminaAnaJ
Juas, Juas. ¡Ay!¡Qué buen caballero serías si oviesses buen señor! Yo, como Ana J., me declaro vasalla (in)condicional de un blog que arranca desde la más alta cumbre literaria para solaz de caballeros sin caballo, damas de informática reputación, maestros de la pendencia, gentes de dudosa y virtual calaña,...En fin, todos esos seres en los que tú no crees pero que existen detrás de tu pantalla (tft si eres afortunado). Saludos de otra colega, compañera ineludible de fatigas.
ResponEliminaQuijote Siglo XXI
ResponEliminaUn jinete de fuego cabalga por la noche
y persigue el destello dorado de aquel broche
de mujer. Un castillo sin foso se levanta
entre torres gigantes y un bloque que abrillanta
y pule su fachada con sueños de cristal.
Oculto en el castillo está el Santo Grial.
El loco caballero, eterno enamorado
de una mujer que escapa temblando de su lado,
saltando las paredes con ojos soñadores
ya imagina la lucha, bajo los cenadores,
contra los cien guardianes del sagrado tesoro
que mueren desangrados por su espada de oro.
Pero al trepar los muros de ese antiguo convento
el Amadís resbala y cae con un lamento
entre los mil zarzales de un jardín en ruinas
donde rosas silvestres florecen asesinas.
El hombre del subsuelo recobra la conciencia
y se marcha asustado de su propia demencia
por calles y avenidas de la ciudad moderna
para esconder su hazaña fútil en la taberna.
Allí la camarera, que ya bien le conoce,
le sirve vino tinto esquivando algún roce
de este nuevo Quijote. Él se apoya en la barra,
contempla a su doncella, y con dolor nos narra
su mísera existencia, su vivir callejero
y añora aquellos tiempos en que fue caballero.
Juas, juas. Acabo de observar,
ResponEliminadisculpe vuesa merced,
el entuerto que creé
en otrora intervención
haciendo ver que varón
(Fernando fue la razón)
era en lugar de mujer.
Aclarado ya este punto,
quien el ocho de noviembre
dispuso en este asunto
del blog el seguirle siempre
no era mi esposo el presunto
sino que era yo (barrunto
que he creado confusión)